Conozco
a una persona maravillosa en todas sus
dimensiones, pero se oculta bajo un manto gris. Cada día despierta y se viste con las heridas del
pasado, lava su cara de amargura y se
cepilla la boca con negatividad. Es como si cargara una mochila llena de
piedras, a veces intenta reír pero pronto se cansa. Arrastra años de decepción
y cada vez luce más cansada.
Un
día intente brindar mi ayuda sin que se
diese cuenta, le compartí mis risas y experiencias, trate de rodear de pensamientos positivos. Al cabo de
un tiempo logre distraerle de los monstruos en su cabeza, pero como todo animal
en busca de una presa, nuevamente la
negatividad y depresión volvieron a su vida. Un día estaba feliz y al otro con
su mochila a cuestas.
Me siento en el balcón y le miro cargando su pesada mochila.
Carga los dolores del pasado, las perdidas familiares, traiciones y desamores. Se le hace cada vez más pesada con los años, el dolor aumenta, lentamente
le está consumiendo.
Hoy he decido abrir mi mochila y sacar algunas
piedras que ya están molestando… Lástima que mi buen amigo ya se está jorobando.
Comentarios