Una de las razones por la que me
encanta escribir es porque un día puedo sentarme con toda la calma y recordar
sentimientos, sensaciones o vivencias de años pasados. A veces pienso que he cambiado y sé que es así,
pero leyendo cosas que escribí yo misma hace años me doy cuenta que en esencia soy
la misma persona.
Hace mucho alguien que quise me
dijo que no se podía vivir de mariposas o de amor, que la realidad era otra y me dejara de tonterías.
Durante mucho tiempo le hice caso, pensando que el amor era una historia más y
que al daño que nos hacen debíamos responder de la misma manera. Pero ahora me
doy cuenta que, cada quien da lo que
tiene en su corazón. Quizás para el amar a otro no era más importante que
amarse a sí mismo. Tal vez nunca supo cómo.. Hay personas que nunca aprenden a amar.
Hoy un amigo me dice lo mismo, pero
ya no lo veo como una amenaza. Si, en cierto momento pensé que solo de amor se vivía
y ahora estoy consciente que no, pero
acaso no es el amor que llena el alma. Despertar, abrir los ojos y que solo un nombre llegue a tu cabeza, reír
como tonta porque te acuerdas del algún momento que vivieron juntos. Si, el amor
de principitos no es fiel a la realidad pero es que de alguna forma, todos deseamos sentirnos especial. Ser el
centro de alguien, que se estremezca cuando te acercas, que su mirada se
ilumine, incluso su aroma. Dormir cada noche a su lado sin decir una palabra, quizás
no están despiertos pero están cerca, lo sientes tuyo sin necesidad de decirlo.
No es la cercanía de los cuerpos que define el amor, es el pensar en otro antes que en ti, es darlo todo
por esa persona aun sin importar la forma en que te responda.
Hay que ser muy valientes para
amar y hay muchas personas cobardes.
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