A veces las cosas van bien y de repente te encuentra con personas de tu pasado, personas que te hacen recordar momentos en los que fuiste muy feliz. Hoy tienes un trabajo que te ofrece comodidades que hace tiempo no tenias, despreocuparte de la vida no está mal. Ahora te puedes permitir ser tu mismo, las personas a tu alrededor pasan a ser menos importantes, ya no tienes que ir fingiendo que algo te interesa por conveniencia. Es en este momento es cuando tu verdadera esencia salta a la vista.
Pero un día vuelve el miedo, la angustia de un mañana. Un día el sol se oculta y las nubes no te dejan ver que hay más allá. Y es ese día cuando lloras, cuando te sientes menos, cuando extrañas a esas personas que en algún momento te tendieron la mano y te das cuenta que ya no están. En algún momento de este viaje cuando ellos te necesitaron, cuando estuviste bien, cuando estuviste cómodo para ser tu mismo, tú soltaste su mano.
Día a día, minuto a minuto hay personas que hacen cosas importantes por nosotros, tan sencillas, tan pequeñas que muchas veces no lo vemos. Pensamos que cualquiera estará dispuesto a escucharnos, que cualquiera está dispuesto a tender su brazo, que cualquiera coloca un hombro donde llorar, pensamos que cualquiera te da un plato de comida, que cualquiera te hará reír cuando estés triste, que cualquiera olvidara sus propios problemas para enfocarse en los tuyos, que cualquiera abrirá su puerta o que cualquiera tiene calidad suficiente para ser un amigo.
Hoy vuelves a la realidad, las personas importantes son esas con las que puedes abrirte y decir cómo te sientes, con las que puedes ser tu mismo sin temor al que dirán. No son esas que ven tus risas y escuchan tus chistes, no las que se van de fiesta o discoteca, ni siquiera son esas que estuvieron y decidieron irse. Las personas importantes son las que te hablan con la verdad, las que dicen las cosas aunque puedan herirte y las que sin importar el daño que le hagas siempre te responderán.
Pero un día vuelve el miedo, la angustia de un mañana. Un día el sol se oculta y las nubes no te dejan ver que hay más allá. Y es ese día cuando lloras, cuando te sientes menos, cuando extrañas a esas personas que en algún momento te tendieron la mano y te das cuenta que ya no están. En algún momento de este viaje cuando ellos te necesitaron, cuando estuviste bien, cuando estuviste cómodo para ser tu mismo, tú soltaste su mano.
Día a día, minuto a minuto hay personas que hacen cosas importantes por nosotros, tan sencillas, tan pequeñas que muchas veces no lo vemos. Pensamos que cualquiera estará dispuesto a escucharnos, que cualquiera está dispuesto a tender su brazo, que cualquiera coloca un hombro donde llorar, pensamos que cualquiera te da un plato de comida, que cualquiera te hará reír cuando estés triste, que cualquiera olvidara sus propios problemas para enfocarse en los tuyos, que cualquiera abrirá su puerta o que cualquiera tiene calidad suficiente para ser un amigo.
Hoy vuelves a la realidad, las personas importantes son esas con las que puedes abrirte y decir cómo te sientes, con las que puedes ser tu mismo sin temor al que dirán. No son esas que ven tus risas y escuchan tus chistes, no las que se van de fiesta o discoteca, ni siquiera son esas que estuvieron y decidieron irse. Las personas importantes son las que te hablan con la verdad, las que dicen las cosas aunque puedan herirte y las que sin importar el daño que le hagas siempre te responderán.
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