El chico del autobús


Querido diario,

Hoy he vuelto a coincidir con él. El chico del autobús ni siquiera se imagina como ha trastornado mis días, si supiera que me paso la mañana desayunando en la calle, tomando el café sin leche o  corriendo con el uniforme a medio poner tan  solo para llegar al mismo tiempo y poder ver sus ojos color miel.

Me tacharía de loca si supiera que en mis sueños ya somos novios, que acampamos en las montañas, hablamos de libros, de películas y de nuestros miedos y tristezas.

  Y aquí estoy yo nuevamente cambiando mis hábitos de llegar tarde solo por él, corriendo en vez de caminar,  perder horas de sueño por alguien que no conozco, ni siquiera reconocería el sonido de su voz. Ese chico del autobús me tiene conquistada sin hablarme

Hemos coincidido tantas veces y tantas veces le he querido hablar y no me atrevo, mi timidez me atraganta la garganta y el miedo a lo que dirá. Es guapo, atlético, precioso y yo una chica más. Me da miedo lo que pueda pensar de mi si algún día le dirijo la palabra, somos dos extraños sin nada en común más que el mismo autobús todo los días en la misma dirección.

¿Qué puedo perder? ¡Hoy hablaré con él! Los nervios me hacen llegar más rápido de lo habitual, que lastima no le veo…… Me subo en el autobús y le veo llegar ¿Por qué no sube? Mira hacia los lados buscando a alguien, ¿Está nervioso? ¿A quien espera? De pronto me mira y me sorprende con los ojos puestos en él, no se inmuta, no me siente; baja la cabeza….


El autobús se marchará y él se queda en el mismo lugar, la persona que está esperando aun no llega.  De repente detiene el autobús cuando se marchaba y por primera vez se sienta junto a mí. Mi corazón se queda aturdido, mi garganta enmudecida pero… Juraría, juraría que le he visto sonreír.

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